viernes, 9 de diciembre de 2011

Soy Helena...

Rapto de Helena.

[Paris]:
Tenía que elegir entre Afrodita, Atenea o Hera. Tenía que elegir a una de ellas para darles la manzana de la discordia. Sería para la más bella, pero yo no sabía a quién elegir... Entonces cada una de ellas me propuso algo que tendría en cambio de darle a una de ellas la manzana. Hera y Atenea me propusieron dos cosas a las que no les di importancia, pero Afrodita... Ella me dijo que tendría el amor de la mujer humana más bella. Y acepté.

[Helena]: Estábamos en casa, Menelao y yo, esperando la llegada de Paris. Estaba nerviosa, sería la primera vez que vendría un chico a nuestra casa como huésped.
Cuando llegó, no pasó nada raro, él había venido a Esparta por negocios y se quedaría en casa. Todo fue normal hasta que Menelao tuvo que irse a Creta para asistir al funeral de su abuelo Catreo.
Cuando Paris y yo nos quedamos solos en casa, fue algo distinto. Empezó el gran silencio incómodo. No sabía que hacer, no sabía que decir y seguramente él sentía lo mismo... Pero a continuación pasó algo mucho más raro: Empecé a sentirme atraida hacia Paris... Poco a poco estábamos acercándonos más y más. Estaba completamente cegada por la idea de amarlo. Era algo increíble. Nunca había experimentado eso. Nunca había visto a una persona más bella, en ese momento Paris era el hombre más guapo del mundo. Sentía amor hacia él. En ese momento teníamos un centímetro de distancia. Nos miramos y vi que de verdad estaba predestinada a amarlo. Lo siguiente fue la imagen de nosotros dos besándonos, mientras el amor fluía.
Después de esa noche, Paris me propuso huir de Esparta con él. Yo no me lo pensé ni dos veces, acepté con ojos vendados.
Principalmente fueron a Cránea, pero no era ese su destino. Pasamos por Chipre y Fenicia, para llegar a Troya. El viaje fue mágico. Él dependía de ella, y ella dependía de él. Estábamos completamente enamorados.
Cuando estuvimos en Troya, seguros de que Menelao no podría encontrarnos, disfrutamos de nuestros días juntos. Y ese fue el principio de una vida en la que vivía más el amor que otra cosa.

[Paris]: Afrodita había cumplido con su palabra, pero aunque no lo hubiera hecho, yo a primera vista ya estaba completamente enamorado de ella. Helena era preciosa. La amaba con todo mi corazón. Lo que me asustaba, es que algún día, pudiera el hechizo de Afrodita, acabar y así perder a la mujer más bella y a la que había amado más en mi vida. Pero eso parecía imposible. Tenía que pensar en positivo y vivir esa vida. Lo importante era que nos amábamos.

Artículo de: Nicole Alcobendas Gioia. 3ºB.


No hay comentarios:

Publicar un comentario