miércoles, 7 de diciembre de 2011

Una mañana de verano


Una mañana de verano  estábamos Menelao y yo en nuestra casa de Esparta, cuando de repente tocaron a la puerta, ¡Era Paris! Que vino a Esparta a vernos,  lo acogimos durante unos días. Mientras Paris estaba en nuestra casa, a Menelao le surgió un imprevisto y tuvo que ir a Creta, ya que su abuelo materno, Catreo había fallecido y el tenía que ir a su funeral. Durante la estancia de mi marido Menelao sentí como me enamoré de Paris, así que decidimos huir de Esparta juntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario