sábado, 3 de marzo de 2012

A partir de la Odisea.

El otro día, una amiga me ofreció ir a su casa a estudiar, pero vivia muy lejos y llegar allí me supuso vivir una Odisea.
Cuando por fin llegué a la casa de Maya, y su madre me ofreció merendar, el chocolate me atraia como los cantos de sirena, pero yo estaba a regimen, como me sabía mal decirle que no, me sentí entre Caribdis y Escila. Al final me bajé al mundo de Hades y acepté su ofrecimiento.
El chocolate estaba buenísimo.

Marta Rodriguez

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